Filósofos presocráticos y sofistas
por: Emanuel Miranda y Jhonatan Castrellón
En la presente
entrada, se describe el pensamiento y las principales aportaciones de los filósofos
presocráticos, así como de los más importantes sofistas. Pero, antes de
comenzar, definiremos brevemente a quien nos referimos cuando hablamos de cada
uno de estos grupos.
En la historia de la
filosofía, se conocen como «presocráticos», aquellos filósofos que anteceden al
primero de los grandes filósofos griegos clásicos: Sócrates. Estos presocráticos,
hicieron algunos aportes interesantes, que si bien no parecen revolucionarios
para nuestra época, deben considerarse para intentar comprender la manera en la
que ha ido evolucionando el pensamiento del ser humano a lo largo de la
historia.
Por otro lado, los «sofistas», eran un grupo con grandes
capacidades discursivas. Estos se presentaban en las principales plazas de la época,
para discutir las diversas tesis de moda. En un principio, el término se
utilizo para designar a los sabios; pero, debido al relativismo que ellos mismo
adoptaron, posteriormente fueron conocidos como personas que no enseñaban la
verdad. Cabe mencionar, que Sócrates refuto sus discursos de forma enfática.
Presocráticos
Tales
de Mileto (640 a.C. – 550 a.C.)
Fue un
legislador, matemático y astrónomo, nacido en Mileto, una de las ciudades
jonias del Asia Menor. Considerado como uno de los siete sabios de Grecia, y el
primer hombre a quien se le puede llamar filósofo. El agua fue, para Tales, el
principio y origen de todas las cosas. No es que todas las cosas son agua, sino
que ya que toda la realidad es viva, debe de originarse en el agua, porque el
agua vivifica. Por esta expresión decía que “todo está lleno de dioses”, es
decir, que todo tiene vida y alma. A la misma vez diría que el universo es
autosuficiente, con lo cual estarían de acuerdo casi todos los pensadores
presocráticos.
Anaximandro
(610 a.C. – 545 a.C.)
A este
filosofo nacido en Mileto, se le atribuye una confección de un mapa, y la
predicción de un terremoto ocurrido en Esparta. Anaximandro mantuvo la creencia
de que todo surgió de un fango de tierra y agua, y que surgieron primero los
animales marítimos y luego los terrestres.
El origen
de las cosas, decía, no tiene un elemento en concretos sino algo indeterminado,
indefinido, ilimitado (el “apeirón”). Así pues, del apeirón surge todas las
cosas que, al separarse mediante un remolino, donde el agua y tierra son los
elementos más pesados.
Anaxímenes (585 a.C. – 528 a.C.)
Pitágoras (siglo IV a.C.)
Nacido en
la isla de Samos, y fundador de una escuela en Crotona (530 a.C.), fue el
primero en llamarse filósofo. Estableció que el origen de todo eran los
números, y que todo puede reducirse a un número, ellos son la raíz de la
realidad. Los números son exactos, pero a la vez diversos, de ahí se pueda
expresar la variabilidad que nos presentan los sentidos, la inmutabilidad, la
unidad y la exactitud captada por la razón.
Mencionará
que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma. El alma es la parte noble y
santa, mientras que el cuerpo lo presentará como un obstáculo para alcanzar la
felicidad. Por lo que el alma debe de purificarse del cuerpo (catarsis) y se
conseguirá mediante ejercicios ascéticos, siendo la muerte como la verdadera
liberación.
Heráclito
(544 a.C. – 484 a.C.)
Nació en
Jonia, una ciudad de Éfeso; escribió sus opiniones filosóficas en un libro que
depositó en el templo de Artemis, en su ciudad natal. Introduce a la filosofía
el concepto del logos, que define como la racionalidad dentro del cosmos. Este
logos está dentro de nuestra alma; y que el cosmos tiene una explicación
racional, pero que es difícil reconocer porque nos hemos apartado del Uno, en
el cual habita el logos. Los sentidos para Heráclito le presentaban un mundo en
constante cambio, regido por un logos interno inaccesible al hombre.
Parménides
(520 a.C. – 450 a.C.)
Este filósofo
nacido en Elea, fundó la metafísica, muchos han dicho que fue contrincante de
Heráclito, pero hay seguridad de que conociera su pensamiento. Heráclito fundo
la metafísica; menciona que hay dos caminos, uno guiado por los sentidos, y
otro guiado por la razón, el primero de ellos llegando solo a la opinión, y el
segundo llegando a la verdad. Al optar por el segundo Heráclito sostendrá: que
Solo hay un Ser, eterno e inmóvil, que el movimiento es imposible, y que los
sentidos nos engañan.
Menciona
que el movimiento simplemente no existe, que solo es la percepción de los
sentidos. No se percibe al Ser como: Móvil, compuesto, plural, temporal y
compuesto sino como lo presenta la razón: inmóvil, uno, simple, inmutable y
eterno.
Empédocles
de Agrigento, fue un filósofo, poeta y político griego. Acerca de su vida,
existen pocos materiales, incluso; existen algunas leyendas en las que se le
presenta como un profeta o dramaturgo, en otra se dice que se aventó a un volcán,
para morir y ser venerado como un dios.
En cuanto a
su pensamiento filosófico, este toma como base a Parménides; a quien
seguramente había conocido en sus viajes a Elea. Así pues, Empédocles, propone
que el principio o arjé de todas las cosas son los cuatro elementos: el fuego,
la tierra, el agua y el aire. Según este filosofo, toda la materia está constituida
por la combinación de los cuatro elementos, en una medida distinta de cada uno.
Por ejemplo, decía él, la única manera en que podamos apreciar todo a través de
la vista; es porque dentro de los ojos se encuentran estos cuatro elementos, entonces,
las partículas de fuego, agua, tierra y aire que conforman nuestros ojos, nos
permiten apreciar las mismas partículas por las que se constituyen todas las
cosas que nos rodean.
Para Empédocles,
el cambio constante presente en toda la naturaleza, se explica a través del amor
y el odio. Estas dos fuerzas, una de atracción (amor) y la otra de repulsión (odio);
hacen que los elementos se combinen, en una mayor o menor medida, y como todo está
en constante cambio; quiere decir que existe una lucha constante entre estas
dos fuerzas. Así pues, para este filósofo el centro del conocimiento son los
sentidos.
Anaxágoras
(500 a.C. – 428 a.C.)
Anaxágoras
de Clazomene, este filósofo fue el primero en abrir una escuela de filosofía en
Atenas. Es conocido como “el oscuro”, por su manera abstracta de hacer filosofía.
Aunque no se sabe a ciencia cierta, algunos sostienen que entre sus discípulos,
es posible contar a Demócrito y al gran Sócrates. Por otro lado, se sabe que
fue expulsado de Atenas acusado de ateísmo.
En la filosofía
de Anaxágoras, el principio o arjé de todas las cosas, son unas pequeñas partículas
a las que denominó “homomerias, gérmenes o semillas” (griego “spérmata”). Según
él, existían tantos tipos de semillas como seres en el universo; es decir, la
semilla de oro, la semilla de pan, etc. Estas partículas son indivisibles e
inalterables.
Anaxágoras,
reflexionaba sobre como una cosas podría diferenciarse de aquello que no era.
Por lo que, llegó a la conclusión que para no ser algo; primero, se debe ser
aquello en una menor proporción. Entonces, en acuerdo con su pensamiento, el
pan era pan; porque estaba constituido en su mayoría por semillas de pan, pero
al mismo tiempo era también oro, madera, pelo, etc.; solo que en menor proporción.
Es aquí donde surge su famosa frase: “todo está en todo”.
La contribución más revolucionaria de Anaxágoras,
para la filosófica de su tiempo, es adjudicar el orden de las cosas a una
realidad no material. Pues, aunque según él, el principio de todas las cosas
eran las semillas; en un primer momento, estas solamente formaban una masa caótica;
pero fue gracias a una inteligencia inmaterial, el Nous, que pudieron
configurar un orden y mostrarse como todo lo que constituye nuestra realidad.
Por lo tanto, el Nous, es el principio rector del universo y es él quien ordena
el cambio. Se observa en las aportaciones de este filósofo, un énfasis racional;
más que sensorial.
Demócrito
(460 a.C. – 370 a.C.)
Demócrito
de Abdera, fue un filosofo griego, discípulo de Leucipo y contemporáneo a Protágoras.
Se conservan muy pocos de sus escritos, como la mayoría de todos los presocráticos.
Este filósofo,
es famoso por ser quien fundó la doctrina atomista. Pues, según él, todo está
compuesto por un conjunto de partículas muy pequeñas; a las que llamo “átomos”
(inseparable), estas son el principio o arjé de las cosas. Es algo así como las
piezas de “legos”, pues Demócrito pensaba, que existían diversos tipos de átomos;
pero, que todos los átomos de una misma clase eran exactamente iguales. Por lo
tanto, el cambio, se debe a las diferentes combinaciones cuantitativas de los
diversos tipos de átomos. Para este gran pensador, revolucionario en su época, “todo
cambia o fluye, excepto los átomos”.
Por último,
Demócrito, sostuvo que no existe nada más que lo material. Incluso, el alma del
ser humano es material y está formada de átomos. Este filósofo se apega a un
proceso totalmente racionalista, en su manera de hacer filosofía; propone que
el alma, además de ser material, es también algo inmortal.
Sofistas
Protágoras
(480 a.C. – 410 a.C.)
Protágoras
de Abdera, fue el primero de los filósofos griegos en ser considerado como “sofista”.
Se dice, que probablemente, fue discípulo de Demócrito. En cuanto a su vida y
labor filosófica, mucho se dice y se ha interpretado de diversas maneras.
Es famoso, básicamente
por dos frase muy polémicas; la primera: “Sobre los dioses no puedo saber si
existen o no; hay muchas dificultades para saberlo con seguridad; el asunto es
oscuro y la vida corta”. Esta como una crítica, probablemente, a las
concepciones griegas de la divinidad; aquellos doce dioses que vivían en el
Olimpo. La segunda, que es motivo de discusiones hasta el día de hoy, pues se
considera como la base para el relativismo; fue citada por Platón en una de sus
diálogos, y reza más o menos así: “el hombre es la medida de todas las cosas”.
Esta
segunda tesis de Protágoras, básicamente puede ser interpretada en dos
sentidos; uno positivo y otro negativo. En la interpretación positiva, es
posible aceptar que el hombre es la medida de todas si apelamos a la
conciencia; es decir, la conciencia de cada ser humano le dictara que hacer, al
mismo tiempo, este será consiente y responsable de las consecuencias de sus
acciones. Hay una segunda propuesta de interpretación, tal vez, la más acercada
a la propuesta del filosofo; esta es, apelar a la subjetividad; y por tanto, al
relativismo. Entonces, cada individuo es capaz de definir sus límites morales, según
él lo considere; pues lo que para uno puede ser malo, para otro puede que no lo
sea; sin embargo, esta es una concepción que atacaría directamente el orden de
las cosas, pues, en el fondo el objeto, en muchos casos, puede ser considerado
como medida; desplazando con ello al sujeto.
Calicles
(siglo V a.C.)
Este filósofo,
también considerado dentro de los sofistas, probablemente no fue histórico;
sino que fue citado por Platón en uno de sus diálogos, tal vez fue un personaje
ficticio, pero que defendía la “ley natural”; lo cual nos permite observar, de
alguna manera, la discusión filosófica de la época.
Calicles,
sostiene que: “la Ley es del más fuerte”; pues al observar a los legisladores
de sus tiempos, se percataba de que tal vez no eran las personas con mayores
capacidades retoricas, ni poseían grandes habilidades de razonamiento; sino que
a través de la fuerza eran capaces de legislar. Así pues, a través de este
dialogo Platón, utilizando a Calicles, realiza una crítica a la forma de
gobierno que se había configurado para su época.
Gorgias
(487 a.C. – 380 a.C.)
Gorgias de Lentini,
fue un famoso filósofo griego al que se le atribuye también el titulo de
sofista. En las tesis de este pensador, es posible observar de forma desmedida
el extremo al que llegaban los sofistas; así pues, se comprende porque el hecho
de ser llamados de esta manera llego a comprenderse de manera ofensiva.
La doctrina
de Gorgias es conocida como el “nihilismo”, descansa básicamente en tres
propuestas: “nada existe”; “si algo existiera, no lo podríamos comprender”; y
por último, “si algo conociéramos, no lo podríamos expresar”. Este tipo de
pensamientos absurdos, llevó a los sofistas a ganarse el titulo de personas “fanfarronas”;
pues, antes que defender la verdad, preferían presumir su gran elocuencia y su
capacidad retorica, para defender aun el más grande de los absurdos.
Referencias
Gaarden,
J. (1998). El mundo de Sofia: Novela sobre la historia de la Filosofía.
México, D. F.: Patria.
Gutierrez Sainz, R.
(2006). Historia de las doctrinas filosóficas. Naucalpan, Estado de
Mexico: Esfinge.
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